RAÚL MILÁN VILLALÓN | FOTOGRAFÍA:GREGORIO TORRES GALLEGO

Entrevistamos a Gregorio Torres Gallego (Badajoz-1967), licenciado en Filosofía y Letras, Caballero Legionario Honorífico, Artillero de Honor y estudioso de temas de historia militar centrados en la Segunda Guerra Mundial

P-Háblanos de ti:¿quién eres?, ¿qué formación tienes?
R: Soy un eterno aprendiz de muchas cosas, sobre todo de Historiador. Estudié Filosofía y Letras, especializándome en Geografía, y realicé algún master sobre gestión de recursos naturales. Trabajé 15 años en programas comunitarios de la Unión Europea y después pasé a la banca, donde espero acabar mi vida laboral reglada, para después dedicarme íntegramente a esta afición por la Militaria y la Historia Militar que nos une.


P-Tenemos constancia de que eres Caballero Legionario y Artillero de Honor, cuéntanos esta historia, ¿cómo es tu relación con las Fuerzas Armadas?
R: Si señor. Pues bueno, con las Fuerzas Armadas, y en concreto con las unidades que componen la Brigada Extremadura, así como con directivos de la Hermandad de Antiguos Caballeros Legionarios estuve muy unido durante muchos años, colaborando con ellos en jornadas de formación y charlas didácticas en festividades militares, y cosas así, por lo que, siendo un colectivo tan agradecido, quisieron demostrarme su amistad y gratitud con esos nombramientos que tanto me enorgullecen. Lo mismo me ocurrió con la Hermandad Nacional de la División Azul, que también tuvieron la gentileza de condecorarme con su preciada Orden.


P-Empecemos por el principio, ¿de dónde te viene el interés por todo los relacionado con la historia y la temática militar?
R: ¿Qué niño no ha tenido alguna vez interés y curiosidad por estos temas? Sobre todo en mi generación, los que nos criamos en los años 70 y 80, teníamos gran afición por jugar a indios y vaqueros, a soldados, a leer tebeos de Hazañas Bélicas y similares, a coleccionar cromos de armas y de historia, y cosas por el estilo. Yo di pronto el salto a los libros de la Segunda Guerra Mundial y de Historia de España, y de ahí ya ves a dónde hemos llegado. Y todo ello sin quedar traumatizados, sin haber sufrido por ello problemas psicológicos y sin habernos convertido en peligrosos y violentos delincuentes.

P-¿Qué te inspira a la hora de escribir?
R: Siempre lo mismo: el afán de saber más y de compartir lo poco que yo sé con los demás. Echaba en falta un libro en español sobre condecoraciones alemanas y escribí el primero que hubo en el mercado sobre ese tema. Lo mismo ocurrió con la Militaria de la División Azul o con las Juventudes Hitlerianas en España. En otras ocasiones te viene a la cabeza alguna idea, como por ejemplo el pensar lo bueno que sería tener un diccionario o
enciclopedia que reuniese todas las definiciones, biografías, siglas, armas, y demás nombres raros de los que aparecen en los libros sobre el nazismo, y así me lancé en 2007 a escribir el Diccionario del Tercer Reich. Luego han venido otros a hacer lo mismo, algunos de ellos mejorando y completando mis trabajos, y otros ocultando la fuente de donde han cogido la información o las ideas que yo brindaba, pero me gusta ser el primero en abrir campos de trabajo e investigación.
A veces, como cuando colaboré en la Enciclopedia de la Segunda Guerra Mundial que publicó el Diario El Mundo con motivo del 70º aniversario de la contienda, han sido encargos que me han llegado.


P-El “mundo” de la temática de la Segunda Guerra Mundial es muy complicado por la cantidad de información, también falsa, que tenemos ¿cuentas con ayuda?,¿cómo discriminas la información útil de la meramente ornamental o equívoca?
R: Pues sí, es un mundo complicado por muchas razones. Una de ellas esa: hay demasiada información, y mucha de ella no es veraz ni está contrastada ni documentada. El “copia-pega”, por no decir el plagio es muy frecuente. En algunos libros sí he contado con ayuda de amigos, sobre todo coleccionistas que me han proporcionado fotografías, documentos y publicaciones. También me han ayudado personas que trabajan en archivos públicos, como no podía ser de otra manera. Asimismo los editores han sido pieza fundamental para que mis obras vean la luz. Se han jugado su dinero, me han asesorado y en muchos casos me han dejado material muy válido para completar mis obras. Yo eso de publicar sin filtro, a través de Amazon o haciendo autoediciones por mi cuenta, de momento no me convence ni lo veo razonable. Pero bueno, a veces puede venir bien en casos muy muy concretos. Tampoco publicar a través de grandes editoriales es garantía de calidad en los trabajos, y a las pruebas me remito.


P-Para un escritor las fuentes son fundamentales, ¿de dónde te nutres para escribir de temas tan concretos?
R: Procuro irme siempre a las fuentes de época. Tengo un buen archivo de documentación, publicaciones y fotografías de época, y lo que me falta, sé de amigos que lo pueden tener. También, como ya dije, hay archivos públicos que suelen ser muy receptivos con los investigadores y te proveen de lo que necesitas. Y hablando de Militaria, es imprescindible para escribir con seriedad el disponer de las piezas de las que vas a hablar. En ese sentido también tengo acceso a las mismas. Luego, lógicamente, hay que buscar ciertos datos y comparar los frutos de tu escrito con lo que ya hay publicado, y todos sabemos, en cada ámbito de la Historia Militar y del coleccionismo de Militaria, cuáles son las obras de obligada referencia, aunque todas ellas tienen errores que hay que ir depurando, como los tendrán las mías.

P-¿Consideras que es importante la colaboración con otros historiadores o escritores de esta temática?
R: Es evidente que sí y, sobre todo, como ya dije, contar con buenos contactos entre coleccionistas, tanto de piezas como de documentación, ya que muchos de ellos son una gran fuente de conocimiento y nunca han querido plasmarlo en un libro.

P-¿Has tenido problemas a la hora de publicar tus libros por el contenido íntimamente relacionado con el belicismo?
R: La verdad es que no. Tengo publicados casi cien artículos largos sobre este asunto en publicaciones muy diversas, y siete u ocho libros, la mayoría relacionados de una u otra manera con el nazismo, tres de los cuales se han editado también en el extranjero, en países tan complicados en ese sentido como Alemania o Austria, y además he pronunciado numerosas conferencias en ámbitos universitarios, militares y culturales, y gracias a que mis escritos y charlas se limitan a exponer hechos, sin juzgarlos, nunca he tenido problemas. Bueno, perdón, una vez sí, en una academia militar bien conocida de nuestro país, cuando ya todo estaba organizado para impartir una charla sobre un aspecto muy concreto de la División Azul, algún gerifalte debió pensar que le iban a llamar la atención los políticos de turno simplemente por tratar un tema relacionado con una unidad netamente franquista, y me pidieron amablemente que cambiara el objeto de la charla. Me negué y nunca más me llamaron desde allí. Creo que hay que ser serio y riguroso y nunca mezclar en tus textos o comentarios, tus sentimientos con la descripción de los hechos. Yo he intentado hacerlo siempre y espero haberlo conseguido, si bien hoy día, si no insultas e incluyes adjetivos peyorativos dirigidos a ciertos personajes, unidades, organizaciones o periodos históricos, ya sabemos que los “vigilantes de su propia verdad” no te consideran ni neutral, ni profesional. ¡El mundo al revés….!

P-¿Crees que la temática de tus libros es algo que suscite interés al público general pero que quizás haya cierto miedo o rechazo por la cantidad de estigmas que hay a su alrededor?
R: Pues en general son libros que al haber tenido tiradas relativamente pequeñas no han estado mucho tiempo en las estanterías de los grandes almacenes y macro-librerías. Cuando lo han estado me consta que se han vendido rápido y bien, pero por desgracia no se han repuesto. La mayoría han ido a manos de “especialistas” y aficionados a la materia, que son los que al oír hablar de mis obras se han preocupado por encargarlas de una u otra forma. Pero no he tenido noticia alguna de que hayan sido rechazados por su temática en ningún establecimiento o por parte de ningún colectivo. Si alguien los rechazase, le pediría que antes de hacerlo, los leyesen. Eso les sacaría de su error.

P-¿Consideras que en España tenemos poco conocimiento sobre la Segunda Guerra Mundial o sobre la División Azul? Aunque lo podríamos ampliar hasta un gran desconociendo sobre nuestra propia historia
R: Es paradójico. Por un lado tenemos, desde mi punto de vista, demasiada información sobre la Segunda Guerra Mundial, y sobre la División Azul hay más bibliografía que sobre cualquier otra unidad militar española de la Historia. Sin embargo, el problema radica en que esa información a veces no es tal, sino “desinformación interesada”. Solo hay que ver cómo la gente de a pie, el público en general, piensa que lo que ve en una película o lo que se cuenta en una novela histórica, son hechos reales que hay que creer a pies juntillas. Es la típica creencia de que lo que sale en televisión o lo que está publicado, ha de ser cierto por fuerza. Por otro lado, mucho de lo que hay editado son trabajos de divulgación, escasamente documentados y muy adaptados a la ideología política y cultural dominante en las últimas décadas. Quiero decir con esto que a veces es mejor no leer nada a leer ciertas cosas, porque lo que hacen es confundir o simplemente adoctrinar al lector, cuando hablamos de libros y artículos, o al espectador en el caso de programas de televisión, documentales y películas. Hemos pasado del NODO franquista, del diario Pravda y de los documentales de la UFA a la dictadura cultural de los que se creen a si mismos sucesores de aquellos que perdieron la guerra civil, en primera instancia, y, después, de lo “Woke” en todas sus variantes. Y tan nefastos para realizar un correcto juicio histórico son unos como los otros. El maniqueísmo está reñido con la Historia, y los historiadores no deberían depender ni directa ni indirectamente de políticos que le publiquen libros, les inviten a hablar en jornadas divulgativas o, en última instancia, que le den empleo o subvenciones, por no hablar de los medios de comunicación, vendidos también al poder político y económico, que con sus críticas o con sus silencios suben al pedestal o hunden a quienes en cada momento les interesa.
Todo esto, por supuesto, es extensible a la Historia en general, y más aún siendo españoles, tras haber sufrido siglos de manipulación de nuestra Historia por parte de los propagandistas apesebrados en los países enemigos de lo que fue nuestro imperio, habiéndonos además dejado convencer de que todo lo que venía escrito desde fuera era mejor que lo que se escribía dentro de nuestras fronteras.

P-¿Crees que se debería enseñar más historia en los colegios e institutos?
R: No solo más, el desafío sería enseñarla mejor. Podemos hablar de los execrables “libros de texto” que tienen nuestros hijos; de los programas educativos que tienen que sufrir alumnos y profesores; de la falta de incentivos para los enseñantes, que tienen además que plegarse a la ideología que impere en cada comunidad autónoma; de la falta de interés que se ha sembrado entre la gente joven de todo lo que suene a “pasado”, y así seguiríamos hasta el infinito. Hoy día, sinceramente, soy muy pesimista acerca
de las posibilidades de mejora en este sentido, pues la propia población no la demanda.

P-Con la vista puesta en el futuro ¿planeas escribir algún libro más?
R: ¡Jejeje! Nunca tengo planeado hacer un libro nuevo hasta el día en que comienzo a escribirlo. Los temas y los mimbres están ahí. Luego depende del momento vital, de mi estado de ánimo y de cosas así, para que empiece a darle forma o no.

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